Presidencia de la Nación

Renovables


Los recursos renovables son aquellos que están disponibles para su uso continuo o a intervalos que permitan su reposición (natural o inducida).

La transformación de la fuerza del viento en energía eléctrica, constituye un típico ejemplo de recurso que puede explotarse en forma continua.

Plantas y animales, en cambio, son recursos que requieren de un tratamiento diferente para evitar su agotamiento, e incluso para permitir su incremento. Su explotación debe realizarse en cantidades que no afecten su renovación.

Flora Marina

Las algas presentes en el mar proporcionan una fuente de recursos destinados a una amplísima gama de usos que incluyen desde la alimentación humana hasta la obtención de importantes insumos para la producción industrial.

La presencia de algas y sus derivados se extiende a la agricultura, en forma de fertilizantes, como aditivo en la producción de alimentos para animales, así como en medicina y cosmética. Diferentes productos obtenidos de algas, sirven de insumos y componentes a industrias como la textil, papelera, alimenticia o farmacéutica.

Pocos saben de la presencia de derivados de algas en muchos productos diarios: gelatinas, flanes, dentífricos, frutas artificiales, jabones, cremas o lociones, por citar algunos pocos. En la Argentina, por ejemplo, una gran parte del agar obtenido de la especie “Glacilaria” presente en Chubut se utiliza en la producción del muy popular dulce de batata.

La extracción y procesamiento de algas, muy difundida en países de Oriente, da origen en nuestra Patagonia a una industria extractiva en crecimiento y con un gran potencial.

La eventual utilización de algas para la producción de biodiesel, ha dado lugar recientemente a la generación de varios proyectos de investigación y desarrollo, de indudable interés económico.

Agua Dulce

Es uno de los recursos renovables vitales para la humanidad, y relativamente escasos, ya que menos del 2% del agua de la tierra en estado natural es dulce.

Su obtención a partir de agua de mar se realiza mediante distintos tipos de desalinización o desalación, para convertirla en agua apta para el consumo del hombre, uso doméstico o utilización industrial.

El costo del uso de las técnicas de desalinización, y los problemas ambientales asociados impiden por el momento la utilización masiva del mar como fuente de agua dulce.

Energía

El movimiento de las aguas, especialmente producido por las olas y las mareas, provee un enorme potencial energético, susceptible de ser convertido en energía eléctrica, a través de diferentes máquinas en pleno proceso de experimentación. Su eventual uso entraña impactos ambientales sustancialmente inferiores a los generados por las fuentes tradicionales.

Algunas zonas costeras argentinas, en particular las de la región patagónica presentan excelentes condiciones desde el punto de vista del potencial energético (fuertes oleajes y grandes amplitudes de mareas). La utilización de la energía marina no ha tenido tanto desarrollo como el de otros campos de las energías no convencionales (eólica o solar, por ejemplo). Sin embargo, algunas experiencias avanzadas en países de Europa y Asia, permiten avizorar un promisorio y rápido desarrollo comercial.

Pesca

Los recursos pesqueros son una importante fuente de alimentos para la humanidad. Su demanda aumenta con el incremento de la población mundial, que necesita de ellos para subsistir.

Durante años, mucha gente creyó que los océanos podrían proveer cantidades ilimitadas de proteínas. Se hablaba, por entonces, de los “inagotables océanos”. Este optimismo fue, en parte, generado entre 1950 y 1990, época en que la actividad y producción pesquera mundial se expandió hasta quintuplicarse, con el hallazgo de nuevas zonas aptas para la pesca, también llamada “caladeros”.

Sin embargo, el colapso de varias pesquerías en el mundo- producido por el exceso de pesca y otras prácticas no sustentables- mostró lo equivocado de aquellas creencias.

Según las estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la pesca de captura mundial se ha establecido en un valor cercano a 91 millones de toneladas anuales.

Las condiciones oceanográficas y fisiográficas del Mar Argentino favorecen el desarrollo de una importante pesquería, que produce aproximadamente el 1% del total mundial. Su importancia para la economía nacional es muy significativa. Con índices de consumo interno relativamente bajos, cerca del 80% de los productos de la pesca se venden en el mercado externo. Estos bienes constituyen así un significativo rubro de las exportaciones nacionales, por valores anuales del orden de los mil millones de dólares. La actividad sostiene, además, alrededor de 100.000 puestos de trabajo, directos e indirectos.

El 6 de enero de 1998 se promulgó la Ley 24.922 “Régimen Federal de Pesca”, reglamentada por el Decreto 748/99, que es el marco legal que regula la actividad y orienta la política pesquera nacional en la actualidad.

Allí se establece que los Estados provinciales con litoral marítimo tienen el dominio y jurisdicción de los recursos pesqueros que se encuentren en sus aguas interiores y mar territorial, mientras que los de la zona económica exclusiva pertenecen al Estado Nacional.

La mencionada ley, creó el Consejo Federal Pesquero, un cuerpo integrado por representantes de distintos organismos del Estado Nacional y de las Provincias con litoral marítimo, que tiene por principal función la de establecer la política pesquera nacional.

La Autoridad de Aplicación, encargada de velar por el cumplimiento del Conjunto de la Normativa Pesquera es la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos de la Nación, por intermedio de la Ministerio de Pesca y Acuicultura.

Biomasa

La biomasa total presente en el Mar Argentino es de, aproximadamente, 12 millones de toneladas. Sólo una pequeña fracción de este valor puede ser capturada anualmente sin comprometer el carácter sustentable de la pesca.

Para lograr la sustentabilidad en la explotación de este tipo de recursos, se hace necesario limitar las capturas anuales a niveles que no afecten el mantenimiento de la biomasa. A tal fin, el Consejo Federal Pesquero establece los niveles de Captura Máxima Permisible (CMP), es decir, las cantidades que se autoriza a pescar de cada especie en un determinado período, normalmente un año.

Distribución geográfica de los recursos

La distribución de las diferentes especies responde fundamentalmente, a la disponibilidad de ambientes aptos para su vida, y capaces de proveerles su sustento.

Tipos de pesca

La captura de especies comerciales en el mar se organiza en base a distintos criterios de eficiencia, relacionados, entre otros factores, con las características del ambiente en el que se habrá de operar (distancias de la costa, profundidades, clima), y de las especies que se procura obtener, cuyos hábitos y características difieren entre sí.

Estas diferencias determinan la existencia de una muy variada gama de buques, artes y modalidades de pesca, muchas de las cuales se aplican en el Mar Argentino.

Una primera y sencilla tipificación es las que se basa en la lejanía de las áreas de pesca respecto de la costa:

  • Pesca costera: Es la que se realiza a la vista de la costa, a distancias que no excede las 10 millas marinas.
  • Pesca de altura: es la que se efectúa fuera de la vista de costa, con buques de mayor porte y condiciones de navegabilidad y equipamiento que les permiten operar sin dificultad en cualquier condición meteorológica.
Tipos de pesqueros

Existen diferentes criterios para clasificar a los distintos buques componentes de una flota pesquera. De acuerdo con su tamaño y posibilidades de navegación, por ejemplo, se los puede clasificar en escala decreciente, como pesqueros “de altura”, “costeros”, o de “rada o ría”.

Otra clasificación usual, e independiente de la anterior, es la que se basa en el tratamiento que pueden dar al pescado. Hablamos en este caso de buques “fresqueros”, que conservan el pescado fresco con hielo y lo desembarcan para su tratamiento en plantas industriales en tierra; buques “congeladores”, que congelan el pescado en sus cámaras frigoríficas, manteniéndolos a temperaturas inferiores a los 20°C bajo cero; o buques “factorías”, que realizan el procesamiento del pescado a bordo, con maquinaria y tecnología que los convierten en verdaderas plantas industriales flotantes.

Un tercer criterio de clasificación es el que distingue a los pesqueros por su equipamiento (“artes de pesca”) y métodos de pesca, diseñados especialmente para la captura de diferentes especies: Arrastreros, Cerqueros, Palangreros, Poteros y Tangoneros.

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