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Recomendaciones básicas para la alimentación de los bebés


La lactancia materna es la manera ideal de proveer el alimento que el recién nacido necesita para un crecimiento y desarrollo saludables.
La leche materna es naturalmente el primer alimento para el recién nacido, ya que provee toda la energía y nutrientes que el bebé requiere durante sus primeros meses, y cubre hasta la mitad de las necesidades nutricionales durante su segundo semestre de vida. Además, promueve su desarrollo sensorial y cognitivo, lo protege de infecciones y enfermedades crónicas, reduce la mortalidad infantil debida a enfermedades tales como diarrea o neumonía, y ayuda a una pronta recuperación de las infecciones.
Si bien es claro que la lactancia materna provee los mejores beneficios de salud a los bebés, también es cierto que existen circunstancias en que amamantar no es una opción. En estos casos, las fórmulas infantiles representan una alternativa y, como tal, deben resultar inocuas y nutricionalmente adecuadas.

Las fórmulas infantiles en polvo ¿son alimentos estériles? ¿Cómo puede contaminarse la fórmula para lactantes?

Es importante señalar que los preparados en polvo para lactantes que cumplen las normas actuales no son productos estériles. No se ha podido desarrollar aún un método, utilizando la tecnología disponible, para producir preparados estériles de este tipo sin alterar sus propiedades nutricionales.

No se recomienda utilizar fórmulas infantiles en polvo si existieran alternativas a ello

La leche materna debe ser siempre la primera opción, ya que provee toda la energía y nutrientes que el bebé requiere durante los primeros meses de vida y cubre hasta la mitad de sus necesidades nutricionales durante su segundo semestre de vida. Además, promueve el desarrollo sensorial y cognitivo, protege al pequeño de infecciones y enfermedades crónicas, reduce la mortalidad infantil debida a enfermedades tales como diarrea o neumonía, y ayuda a una pronta recuperación de las infecciones. En caso de no ser la lactancia materna una opción, son de preferencia los alimentos líquidos listos para consumir (fórmulas líquidas) ya que son sometidos a un proceso térmico en el envase cerrado, disminuyendo el riesgo de recontaminación con bacterias patógenas.
Existen tres rutas básicas a través de las cuales una bacteria puede contaminar la fórmula infantil:
- A través de las materias primas/ingredientes utilizados para elaborar el alimento.
- Por contaminación de los alimentos u otros ingredientes secos luego de la pasteurización (contaminación intrínseca).
- Por contaminación de la fórmula al ser reconstituida en el hogar/institución, en forma previa a su administración (contaminación extrínseca).

¿Qué bacterias pueden contaminar las fórmulas infantiles en polvo?

Enterobacter sakazakii es una bacteria perteneciente a la familia Enterobacteriaceae, la cual contiene numerosas especies encontradas en el tracto gastrointestinal de animales y humanos y en el ambiente. Este microorganismo ha sido relacionado con brotes de meningitis y enteritis, especialmente en niños menores de un año, a través de fórmulas para lactantes. El grupo con mayor riesgo de sufrir la infección incluye los neonatos (hasta 28 días), particularmente los nacidos antes de término, los que presentan bajo peso al nacer y/o los inmunocomprometidos. Dado que la bacteria es un patógeno oportunista, posee bajo riesgo para los niños saludables nacidos a término. Sin embargo, en el grupo de riesgo puede ocasionar una enfermedad seria.
Los preparados en polvo reconstituidos son probablemente un vehículo normal en la transmisión de Salmonella a los lactantes, pero es más probable que se produzca la contaminación en el ámbito del preparador o del entorno de preparación que en el proceso de fabricación. La mayoría de los casos de salmonelosis en lactantes de los que se tiene evidencia se deben a una contaminación durante su manipulación.

¿Qué cuidados debo tener?

Para administrar leche materna o fórmulas infantiles (líquidas o en polvo) debés tomar algunos recaudos para evitar la contaminación de este alimento:

Antes de preparar la mamadera
- Lavate las manos con agua y jabón antes de limpiar y esterilizar el material.
- Lavá con mucho cuidado todos los utensilios involucrados, en agua jabonosa caliente. Utilizá cepillos exclusivos para esta tarea, los cuales deben encontrarse limpios al frotar el interior y el exterior de los biberones. Enjuagá con agua segura.
- Esterilizá las mamaderas y las tetinas. Consultá con el pediatra los métodos adecuados para ello. Evitá el contacto del material ya esterilizado con las manos.
- Para reconstituir la fórmula en polvo, utilizá agua hervida (durante al menos tres minutos) y enfriada hasta no menos de 70ºC en el momento de su utilización. Para llegar a esa temperatura, se dejará enfriar el agua un máximo de 30 minutos después de la ebullición.
- Asegurate de que la cuchara o medida utilizada para servir la porción necesaria se encuentre perfectamente limpia y seca. No la dejes guardada en el interior de la lata. Lavala con agua y detergente después de cada uso.
No suministres al bebé aquellos productos cuyas características organolépticas (color, olor, sabor) sean diferentes a las habituales.
- Cuando adquieras las latas de fórmula infantil considerá, al elegir el tamaño del envase, que es conveniente consumir el producto en su totalidad antes de los 30 días de abierto. Verificá que el producto no se encuentre vencido.
- Mantené siempre el envase bien tapado.
- Asegurate de que la lata que contiene el alimento en polvo sea almacenada en un lugar limpio y seco.

Al preparar la mamadera
- Prepará cada mamadera inmediatamente antes de su consumo.
- Lavá y desinfectá la superficie sobre la que vaya a prepararse el alimento.
- Antes de la preparación de la mamadera, lavate siempre las manos minuciosamente con agua y jabón.
- Si utilizás fórmula infantil, seguí las instrucciones que se indican en el rótulo del producto para su preparación, utilizando las cantidades especificadas. Las fórmulas infantiles son productos balanceados para cubrir las necesidades nutricionales del bebé; por lo tanto, preparaciones más concentradas o más diluidas podrían causar daño al niño.
- Si preparás fórmula en polvo, utilizá el agua hervida, entibiala hasta unos 70ºC, colocala en un biberón limpio y añadí una cantidad medida de polvo (número de cucharadas). Agitá enérgicamente y enfriá hasta una temperatura adecuada para beber (prueba en el dorso de la mano).
- No calientes alimentos dentro del biberón. Antes de llenarlo, dejá entibiar las bebidas calientes.
- Minimizá el tiempo entre la preparación y su administración. Desechá todo preparado que no se haya utilizado en un plazo de dos horas.
- Reemplazá el biberón cuando presente evidencias de desgaste (rayones, grietas, pérdida de color).

Después de administrar la mamadera
- Desechá los restos de leche que hayan quedado en la mamadera, lavala minuciosamente y esterilizala nuevamente.
- Nunca recalientes productos que hayan sido ofrecidos al bebé o probados por el niño.

Si por algún motivo debieras prepararse un biberón con anticipación a la ingesta, asegurate de que el mismo permanezca refrigerado (a temperaturas menores de 5ºC) hasta el momento de su consumo.

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