Los medicamentos antigripales no curan la gripe
Un error ampliamente difundido consiste en creer que los medicamentos antigripales curan la gripe. Sin embargo, es importante tener en cuenta que, en realidad, los fármacos así denominados tienen como fin aliviar los síntomas de la enfermedad, pero no actúan sobre su agente causal.
En efecto, la gripe es una patología ocasionada por virus, por lo que existen vacunas para prevenirla, pero no medicamentos que eliminen su causa. Esta situación es diferente a la que se presenta ante una infección bacteriana, que puede tratarse mediante un antibiótico específico al cual la bacteria sea sensible, y que debe ser recetado por el médico.
Los productos comúnmente llamados antigripales son asociaciones medicamentosas que incluyen cuatro componentes: antitusivos, descongestivos nasales, vitamina C y los denominados AINE (antiinflamatorios no esteroides por su acción analgésica y antifebril). Aunque estas asociaciones se encuentran aprobadas en nuestro país y en otras naciones, no son absolutamente inocuas sino que conllevan un riesgo intrínseco, al igual que cualquier otro medicamento, pues pueden provocar reacciones adversas.
Pese a que este error de interpretación es sin duda importante, muchos expertos señalan que es aún más grave el desconocimiento que existe acerca de la enfermedad misma. Así, suele confundirse a la gripe con otros procesos virales diferentes como resfríos, faringoamigdalitis y bronquitis. Por esta razón, es necesario considerar que la gripe puede ser definida como una enfermedad aguda
causada por la infección de los virus gripales, que afecta a todo el aparato respiratorio (superior, inferior o ambos a la vez), y se acompaña de síntomas generales como fiebre, cefalea, dolores musculares, articulares y una sensación de debilidad generalizada.
Ante la presencia de esta patología, es recomendable realizar tratamiento sintomático (con antifebriles como el paracetamol o la aspirina), reposo y régimen higiénico dietético. En algunos casos, la hidratación puede ser muy útil en la fase aguda, aunque la modalidad y duración de todas estas acciones debe ser prescripta por el médico. Si se siguen todos estos consejos, la gripe no complicada se resuelve entre 3 y 5 días, aun cuando es común que la fiebre persista hasta por una semana.