Presidencia de la Nación

Conexión musical tinta y braille en el nivel superior

Autor: Jonatan Fernández


Jonatan Fernández
Prof. de Música y especialista en Música en Educación Especial
Asesor de Trayectorias Inclusivas en nivel superior
Instituto Superior de Bellas Artes de General Pico, La Pampa

Abstract

El principal objetivo de este artículo es concientizar sobre la importancia de generar acciones inmediatas que promuevan la inclusión de estudiantes ciegos en los ámbitos de formación de música académica en el nivel superior, apelando también a la ayuda de las tecnologías como una manera de derribar la barrera de comunicación entre la lectoescritura musical en braille y la musicografía en tinta.

Fotografía donde se observa la mano de una persona leyendo una partitura en Braille.

Las barreras en el acceso a la formación en el nivel superior

Antes de todo análisis, debemos saber que el derecho a la educación en clave de inclusión no debe ser obstruido, primeramente, porque es un derecho, como resalta la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (2006) en su artículo 24,
inciso 3 división C:
“...Asegurar que la educación de las personas, y en particular los niños y las niñas ciegos, sordos o sordociegos se imparta en los lenguajes y los modos y medios de comunicación más apropiados para cada persona y en entornos que permitan alcanzar su máximo desarrollo académico y social”.

Inciso 5:
“...Los Estados Parte asegurarán que las personas con discapacidad tengan acceso general a la educación superior, la formación profesional, la educación para adultos y el aprendizaje durante toda la vida sin discriminación y en igualdad de condiciones con las demás. A tal fin, los Estados Parte asegurarán que se realicen ajustes razonables para las personas con discapacidad”.

La inclusión de las personas con discapacidad visual en la educación superior es un tema crucial para garantizar una sociedad más justa e igualitaria. Si realizáramos un censo sobre la cantidad de estudiantes ciegos inscriptos durante esta última década en un conservatorio de música, ya sea de formación clásica o popular, la estadística nos diría que muy pocos son los que han logrado comenzar y que son solo excepciones las personas que han podido terminar la formación.
De una forma sintética, podríamos decir que solo una minoría de estudiantes ciegos reciben nociones sobre musicografía braille en su trayecto escolar obligatorio, por lo que al ingresar a los conservatorios no todos tienen presente esta forma de lectoescritura musical.

El otro problema lo encontramos del lado del equipo docente de los conservatorios, ya que solo manejan la lectoescritura musical tradicional visual y, cuando se encuentran con el estudiante ciego, se produce una barrera de comunicación, en este caso musical. Aquí surge la pregunta sobre por qué no encontramos profesores ciegos en la formación, pero esto es tema para desarrollar en otra ocasión.

Siguiendo con la idea inicial, la situación es que aparecen dos mundos que acceden a la lectoescritura con sistemas diferentes, porque de más está aclarar que un sistema pertenece al mundo visual y el otro al mundo ciego.

Para contextualizar brevemente, la música escrita en braille es una forma importante de acceso a la música para las personas ciegas o con discapacidad visual. El sistema braille se utiliza para representar la notación musical de manera táctil, lo que permite a los músicos ciegos leer y escribir música con la misma facilidad que los músicos sin discapacidad. Es decir que no podemos pretender que cada uno aprenda la lectoescritura musical del otro. Aunque es lo ideal, como acción inmediata sería muy difícil.

¿Qué podemos hacer ante esta barrera?

Las instituciones de formación tienen el compromiso de promover la sensibilización en la comunidad universitaria, sobre la importancia de la inclusión de las personas con discapacidad en la educación superior y poder trabajar sobre las medidas de accesibilidad que permiten a las personas con discapacidad participar en todas las actividades académicas y extracurriculares. Esto incluye la adaptación de los espacios físicos, la incorporación de tecnologías de apoyo, la accesibilidad en las plataformas virtuales, entre otros. Bertevelli (2010) señala que la enseñanza de la música para personas sin discapacidad visual poco difiere de la enseñanza para personas ciegas, excepto en cuanto a la escritura musical, la cual se produce mediante el sistema braille.

Vamos a centrarnos en esta barrera específica que tiene que ver directamente con la comunicación en lenguaje musical entre un estudiante ciego y un profesor visual. Planteamos un caso hipotético como para ejemplificar este momento de interacción. Supongamos que ingresa un estudiante ciego con conocimientos previos de musicografía braille. Es decir, la escribe y la puede leer en papel braille. Por otro lado, el o la docente visual desconoce totalmente este sistema.

La docente deberá facilitarle el material con el que va a trabajar ese estudiante, y ahí es cuando comienzan los problemas, porque por lo general el material es fotocopias, o archivos digitales PDF que muchas veces son fotos de libros convertidos a este formato, pero que no son accesibles a los mecanismos que utilizan las personas ciegas, como su lector de pantalla en los dispositivos tecnológicos.

Esto simplemente sucede con el material de lectura en primera instancia, que en todo caso puede solucionarse pasándolo a formato digital a través de un documento accesible. Pero aun es más complicado cuando ese material tiene que ver con el lenguaje musical. Porque la signografía musical en tinta, al menos hasta la actualidad, no puede ser leída por los lectores de pantalla. Y es esta problemática una de las tantas que terminan por apartar a las personas ciegas de la estancia en las universidades o conservatorios de música.

Un método de enseñanza musical transcrito literalmente al sistema braille, no presenta un orden lógico del aprendizaje de la teoría musical en braille. Bonilha (2010) señala que las diferencias básicas entre los dos códigos hacen necesario que los medios de aprendizaje sean diferentes.

Al día de hoy, si bien es importante contar con alguien que funcione como asesor del docente, que pueda orientar y ser un nexo hasta lograr una dinámica de par entre docente y estudiante ciego, la realidad nos encuentra sin esta posibilidad la mayoría de las veces. Y es aquí donde entran en juego las acciones inmediatas.

¿Qué podemos hacer al respecto?

La actualidad nos posibilita un sinfín de herramientas tecnológicas que hoy tenemos a disposición y que nos ayudarán a ir cerrando la brecha en la comunicación musical. Es indispensable que la tecnología acompañe de forma paralela en la formación del estudiante, para facilitar y hacer más eficiente el trabajo de comunicación entre la musicografía braille y la tradicional, y de esta manera también generar contenidos accesibles para un mejor desarrollo del estudiante. “La tecnología resulta un aliado indiscutible al cumplir esa función de brindar elementos especiales para la satisfacción de necesidades comunes. Las tecnologías al servicio de las personas con discapacidad” (Havlik 2007).

Gracias a la tecnología, es posible escribir música braille mediante programas digitales específicos que se han desarrollado para tal fin. Estos programas ayudan a transcribir, editar y compartir partituras escritas en braille de manera más rápida y precisa. Algunos ejemplos de programas para escribir música en braille son:

  • Lime Music Notator: un programa gratuito y de código abierto para escribir partituras en braille que utiliza la notación musical estadounidense.

  • Goodfeel Braille Music Translator: un programa que permite escribir partituras en notación musical estandarizada y luego transcribirlas a braille para su impresión.

  • Braille Music Editor: un programa desarrollado por la Royal National Institute for Blind People (RNIB) para editar partituras en braille, incluyendo herramientas para importar, exportar y compartir partituras.

Estos programas son especialmente útiles para las personas ciegas o con discapacidad visual que desean escribir música en braille de manera más rápida y precisa utilizando tecnología moderna.
De la misma forma que nombramos algunos programas para escribir partituras en braille, las personas sin discapacidad visual manejamos softwares como:

  • Finale: es un editor de partituras, es decir, un programa completo para escribir, ejecutar, imprimir y publicar partituras de música.

  • Musescore: es un programa de notación musical que funciona en distintos sistemas operativos, está traducido a numerosos idiomas y es de código abierto.

  • Sibelius: es un editor de partituras, es decir, un programa completo para escribir, ejecutar, imprimir y publicar partituras de música.

El factor común

Los programas de escritura y edición de partituras, tanto de braille como de tinta, tienen un factor común que va a ser determinante para entablar una dinámica de comunicación en lenguaje musical. Este intermediario es el formato de archivo XML (sigla en inglés de “Extensible Markup Language”), que permite definir y almacenar datos de forma compartible. Admite el intercambio de información entre sistemas de computación, como sitios web, bases de datos y aplicaciones de terceros.

Dentro de las funciones de los softwares de edición de partituras se encuentra la opción de importar o exportar en formato XML. Para ser más específicos: si hemos escrito o editado una partitura, tenemos la opción de exportarla en este formato. Si la exportación de la partitura se hizo desde alguno de los programas de partituras visuales, puede ser importado desde el programa de partitura braille y automáticamente lo que veíamos en tinta se convierte en musicografía braille. Este mismo proceso puede realizarse de manera inversa: gracias a este “factor común” que es el archivo XML, se puede abrir la comunicación y unir así estos dos mundos, el braille y la tinta, en lenguaje musical.

Descripción de la imagen: gráfico rectangular que tiene en el centro la sigla XML; alrededor de ésta y unidos por flechas que se dirigen al centro, tres logotipos de los programas Sibelius, Braille music editor y Musescore.

Conclusiones

Es importante conocer las herramientas que existen y que podrían traducirse como soluciones de inmediatez, para que de alguna manera podamos sostener la estancia de los estudiantes ciegos en el nivel superior de formación musical. Y es algo muy pequeño dentro de todos los factores que deberían estar articulados para un proceso de inclusión ideal. Pero más allá de las condiciones ideales, la realidad es que no podemos vulnerar el derecho al acceso de la formación.

Es fundamental garantizar el acceso al nivel superior de los estudiantes con discapacidad visual y poder sostener su trayecto en las instituciones. El acceso a la educación superior, incluidas la educación y la formación especializada, es un derecho humano básico que debe respetarse para todas las personas, independientemente de sus condiciones.

Por lo tanto, es necesario brindar educación musical accesible a los estudiantes con discapacidad visual para garantizar que reciban las mismas oportunidades en la formación superior. En este sentido, la utilización de estas herramientas colabora como recurso didáctico inclusivo en la formación musical, que garantiza la posibilidad de tornar accesibles algunos saberes necesarios respecto de la proyección profesional futura de los estudiantes ciegos o con discapacidad visual y se convierte, además, en una estrategia concreta de apertura y adecuación de la oferta académica de las instituciones de nivel superior pertenecientes a la Dirección de Educación Artística, en consideración de los paradigmas de inclusión educativa sostenidos en el Sistema.

Referencias Bibliográficas

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